En el aula ya contamos con recursos emocionales como la caja de los sentimientos, el espejo de las emociones, cuentos, etc. Además aprovechamos aquellas situaciones en las que los niños quieren verbalizar sus sentimientos frente a una situación determinada que han vivido (por ejemplo, un conflicto de patio o su cumpleaños)... Ahora que ya nos conocemos mucho y se ha despertado nuestro interés por la escritura y los mensajes ha llegado el momento de introducir un nuevo elemento: el buzón de los secretos. Funciona de la siguiente manera: el niño que quiera puede escribir con ayuda de su familia un mensaje y lo introduce en el buzón (por ejemplo, "Hoy (niño) ha recogido todos los juguetes solito. En casa estamos todos muy contentos"). En un momento de asamblea se sacan los mensajes y se felicita al niño por su logro positivo. ¿Qué pasa cuándo hay una mala noticia? (por ejemplo "(niño) lleva muchos días enfadándose cuando hay que guardar los juguetes"... Bueno, como puede verse, en este caso antes de escribir el mensaje hemos dado más oportunidades al niño y, luego la profe no lo lee en la asamblea, pero sí llama al niño y le pregunta. Como seguro que la situación se reconduce, vendrá un mensaje positivo al poco tiempo y, entonces, en la asamblea decimos "Oye que alegría que me das, porque hace unos días tuve que leer una cosa un poco fea que yo no me la creía mucho, ¡menos mal que cómo eres mayor lo has arreglado!"; de esta manera, no afeamos la conducta negativa del niño delante de los demás. Estos niños, que cada vez son más mayores, no dejan de hacer avances en todos los planos, pero quizá este, el del trabajo emocional, es de los más importantes porque sin él no puede sustentarse nada de lo que les hará crecer (con el tiempo) como personas.
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