sábado, 25 de noviembre de 2017

LA IMPORTANCIA DE LOS LÍMITES EN LA EDUCACIÓN DE LOS 3 A 6 AÑOS

Hace ya muchos días que no publicaba porque está semana he andado liadilla. En el aula y en casa. Y me he animado a escribir para hablar un iguade los límites. Entre los 2 y los 4 años los niños parecen reb[elarse contra la autoridad del adulto y le retan constantemente. Algunos profesionales, incluso, llegan a hablar de este periodo como una primera adolescencia. Pero, ¿por qué aparece esta rebeldía?
Estamos en la edad que se corresponde con la Crisis de oposición y que se caracteriza fundamentalmente, por dos hechos: en primer lugar el niño se da cuenta de la independencia que tiene con respecto al adulto y, segundo, y como consecuencia de lo primero, aparece una necesidad de autoafirmarse como individuo único y, de ahí, que los niños se opongan a todas las cosas que el adulto les propone.
Y es por ello, porque el adulto controla la situación, que es en este momento que hay que establecer unos límites. Estos límites han de caracterizarse por ser pocos, claros, concisos y coherentes. Y la finalidad de los mismos principalmente es anticipar al niño las consecuencias de sus acciones, facilitar un camino al niño cuando pierde el control y se frustra, dar seguridad que facilite el desarrollo autónomo del pequeño. También permiten al adulto ir organizando la convivencia y, con mucha paciencia, acompañar al niño y enseñarle a gestionar esas situaciones que resultan frustrantes.
A partir de la disciplina positiva y valorando las adqusiciones y necesidades del niño es que los iremos estableciendo. Por supuesto, también utilizaremos el "no" pero sin desgastar la palabra. Por ejemplo en lugar de decir:
No se salta en el sofá "[¿por qué? si es muy divertido] .
podemos decir 
"Si saltas en el sofá "[ya no uso el no] te puedes caer" "[igual ya no es tan divertido y te anticipo una consecuencia] 
Para que un límite sea coherente deben darse varios factores que podemos resumir en: todas las personas que interactúan con el niño deben estar de acuerdo (no puede ser que en el sofá de casa  no se salte en el sofá y en casa de otros familiares sí) y la consecuencia debe ser ajustada a la acción (no le puedo decir al niño algo que no vaya a cumplir porque es pequeño, pero no es tonto).
Para establecer el límite tenemos que entender que el niño mantendrá la atención poco tiempo, así que no le daremos muchas explicaciones ni muchas vueltas: "Si saltas en el sofá te sentaré en otro lugar".
También es importante que el niño a pesar del límite se sienta acompañado. Muchas veces usar el tiempo fuera como primer recurso (Vete a tu habitación, ponte en este rincón) a lo único que contribuye es a aumentar la intensidad de una rabieta. Podemos probar con Si estás gritando no podemos hablar "[límite] . Cuando no grites, estoy en "[le decimos al niño donde encontrarnos] .
Por último tendremos presente que, inicialmente, los límites supondrán un aumento en la aparición e intensidad de las rabietas. Es importante analizar (y esto daría para otra entrada) los motivos que tiene un niño para frustrarse.
Cuando el niño vea que paulatinamente gestiona mejor las situaciones y se le valora (no se le hace una fiesta) por ello, que el adulto cumple lo que dice, irá ganando en autonomía y las rabietas que puedan surgir se irán espaciando. El adulto tendrá la ocasión de comprobar que esto no da fruto en uno o dos días, pero con el tiempo verá recompensado con creces este gran trabajo. Con cariño, paciencia y dedicación los "superpapás" no somos perfectos pero podemos superarlo  todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

NOS VAMOS DE LIBRERÍAS

Siempre que hay días de descanso hacemos muchas cosas. Este año Amor en Mayúsculas llevaba toda la semana con gripe y, como, era de prever,...