Estos primeros días de clase no paran de sorprendernos... Que si Ben y Holly se han ido, que si ya no hay magia,...
Y llegamos a clase el jueves por la mañana y se oye:
-Mira Yolanda...
-¿Qué?
-La silla...
-¿Qué le pasa a la silla? Es muy cómoda... ¡Ay silla adorada, cómo te echaba de menos! Chicos, que guay, ya no me va a doler la espalda... y encima vamos a poder montar otra sucursal del rincón de la oficina.
-¡Qué no, Yolanda, qué mira la silla!- El tono de voz ya es emoción al cien por cien...
-¿Qué le pasa? Es mi silla favorita, la llevo a todas partes...
-Ya... pues ¿qué le has hecho? ¿La has pintado con un rotulador?
-No hombre, que se mancha la silla y yo también...
-Tardarías mucho, ¿a qué sí Yolanda?
En ese momento se empiezan a oír murmullos de todas clases y teorías de todas las formas y colores...
-¡Aaahhh...!- se oye una vocecita de pequeño explorador- Esto es que, aunque no lo sepamos porque no dicen nada, Ben y Holly han hecho la magia y han convertido a la silla como Selena hacía con los palillos...
-A ver explícame eso porque de verdad que estoy ojiplática... Yo no veo diez sillas...
-No; te la han convertido...-dice el detective.
-Si es verdad- se oye otra voz.- Eso lo he visto yo en la Bella durmiente... que las hadas convierten el vestido de la Bella durmiente y es rosa y azul... ¡CÓMO TU SILLA!
Es evidente que ni las maestras son de hierro ni tienen el corazón de acero... Así que el corazón y la vocación me dan un vuelco, así todo revuelto, y todo en uno...
Y a todo esto, ¿cuál será la historia que se esconde tras la silla? A investigar y a no perder la ilusión...
Mi silla que antes era rosa... |
...ahora es de color azul |
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